DOCUMENTO DE TRABAJO 1
"Alfabetizacion Politica..."
"Alfabetizacion Politica..."
Extraído de los compas del MOVER de la METRO (http://www.educacionpopular.blog.com.es/)
Introducción
Este documento surge motivado por la propuesta colectiva de transformar el período de Mayo de 2006 a Mayo de 2007 “El año de Freire”, propuesta lanzada a los cuatro vientos por los compañeros y compañeras de Mover y las organizaciones amigas en el último Encuentro Nacional de MOVER (Viña, Mayo de 2006). Frente a esta propuesta, los representantes de MOVER–Metro nos hemos lanzado a la tarea de sistematizar elementos que nos permitan aunar criterios de acción-reflexión colectivos, como movimiento de educadores populares. Para ello, nos hemos entregado al proceso colectivo de construir imágenes práctico-teóricas que ronden sobre un concepto clave que ha salido a la luz en los últimos Encuentros y que puede ser de gran utilidad al movimiento en general: la Alfabetización Política. Lo que sigue es, por tanto, una síntesis de aquellas fraternas conversaciones.
...¡¡Quiero Seguir Con este TEXTO!!
Introducción
Este documento surge motivado por la propuesta colectiva de transformar el período de Mayo de 2006 a Mayo de 2007 “El año de Freire”, propuesta lanzada a los cuatro vientos por los compañeros y compañeras de Mover y las organizaciones amigas en el último Encuentro Nacional de MOVER (Viña, Mayo de 2006). Frente a esta propuesta, los representantes de MOVER–Metro nos hemos lanzado a la tarea de sistematizar elementos que nos permitan aunar criterios de acción-reflexión colectivos, como movimiento de educadores populares. Para ello, nos hemos entregado al proceso colectivo de construir imágenes práctico-teóricas que ronden sobre un concepto clave que ha salido a la luz en los últimos Encuentros y que puede ser de gran utilidad al movimiento en general: la Alfabetización Política. Lo que sigue es, por tanto, una síntesis de aquellas fraternas conversaciones.
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Vías de entrada
Como primer punto, creemos que al encarar una definición de Alfabetización Política era necesario hacer el camino largo de caracterizar primero al que habla, afinar su voz y desentrañar sus objetivos (o dicho en simple: definir quienes somos, desde donde hablamos, que buscamos en nuestra práctica-reflexión para, finalmente, llegar a definir el cómo, donde el concepto aquí planteado, la Alfabetización Política, cobra más sentido).
Este paso, busca además ahondar en otro de los escollos que delatamos en nuestras prácticas, el que tiene que ver con una falta de arraigamiento de la identidad de educadores populares en si mismos entre nosotros y nosotras, más allá de nuestros mismos colectivos. Este factor, sentimos que puede jugarnos en contra al momento de planificar nuestros trabajos más allá de la coyuntura misma, y más allá de nuestras organizaciones particulares actuales.
Pero, ¿Quiénes somos?, ¿desde donde hablamos?, ¿qué es lo que define hoy a los y las educadores populares?
Como primer punto, creemos que al encarar una definición de Alfabetización Política era necesario hacer el camino largo de caracterizar primero al que habla, afinar su voz y desentrañar sus objetivos (o dicho en simple: definir quienes somos, desde donde hablamos, que buscamos en nuestra práctica-reflexión para, finalmente, llegar a definir el cómo, donde el concepto aquí planteado, la Alfabetización Política, cobra más sentido).
Este paso, busca además ahondar en otro de los escollos que delatamos en nuestras prácticas, el que tiene que ver con una falta de arraigamiento de la identidad de educadores populares en si mismos entre nosotros y nosotras, más allá de nuestros mismos colectivos. Este factor, sentimos que puede jugarnos en contra al momento de planificar nuestros trabajos más allá de la coyuntura misma, y más allá de nuestras organizaciones particulares actuales.
Pero, ¿Quiénes somos?, ¿desde donde hablamos?, ¿qué es lo que define hoy a los y las educadores populares?
“Somos lo que hacemos. Pero, sobre todo,
somos lo que hacemos para cambiar lo que somos”
Eduardo Galeano
Partiremos diciendo que somos educadores para el cambio social, sujetos del cambio, actores sociales que buscan asumir la tarea histórica de construir una alternativa, desde los sectores populares y en el terreno de la educación, al sistema capitalista actual.
Consideramos que frente a la profundización de los niveles de explotación y alienación del sistema capitalista actual, es necesario levantar, desde abajo y desde la izquierda, alternativas que impacten en los espacios culturales de los sectores populares, de nosotros mismos.
Es por esto que hemos escogido el terreno de lo educativo para, desde ahí, y a través de herramientas nuevas y libertarias, construir dialógicamente proyectos de resistencia y creación de alternativa. Sabemos que el terreno de la educación es, en sí mismo, un espacio político: así, tanto las instituciones educativas, los programas, las formas de evaluación, las metodologías educativas del sistema formal no son inocentes ni inocuos, sino que responden a los imaginarios sociales del poder. Con ellos, se busca la perpetuación y reproducción de un modelo social que es precisamente el que, llevado a las esferas políticas, económicas, culturales y sociales logran reproducir los criterios de exclusión y explotación que caracterizan al capitalismo globalizado.
Es este imaginario capitalista, autoritario, verticalista, antidialógico, excluyente el que motivó, además, que nuestras prácticas se bautizaran Educación Popular. Como señala Luis Bustos al respecto: “Esa práctica, tal vez, podría haber sido expresado con la palabra educación, recuperando para esta expresión su verdadero sentido (etimológicamente: extraer, sacar, exteriorizar cada uno lo mejor de sí, expresarse en espíritu de verdad y justicia). La necesidad de agregarle el apellido de popular surgió del hecho mismo que, en nuestra sociedad, el conjunto de prácticas, estructuras y normas que rigen y legitiman la institucionalidad educativa han jugado generalmente al servicio de una élite.”
Frente a esto, los educadores para el cambio social buscan, en la práctica, fundar alternativas nuevas, que surjan desde el trabajo de reflexión-acción que, en forma permanente se dan en nuestros espacios de trabajo. Una búsqueda que va más allá de la propuesta de la educación para el mercado, porque incluye la creación de propuestas de cambio social: "(…) es precisamente la apropiación del saber, marcada por el sello de la desigualdad, la que justifica el surgimiento de actividades como las que denominamos de "educación popular" cuando -independiente del nombre que llevan- se está vinculando la adquisición de un "saber" (que puede ser muy particular o específico) con un proyecto social transformador" .
Ahora, en ese trabajo, nos hemos topado con un escenario nuevo: la crisis de los grandes relatos de transformación y sus modelos clásicos nos han obligado, sabiendo recoger los elementos que nos definen, reinventarnos constantemente para esa construcción. Pero no es una reinvención de la nada, no construimos castillos en el aire, nos sustentamos en diversos elementos que constituyen una base ética en la que, creemos, se debe cimentar nuestra construcción como movimiento; y esos elementos son valores fundantes que han surgido a partir de nuestras mismas prácticas autoeducativas antagonistas y populares: la rebeldía, la autonomía, la horizontalidad, la autogestión, la solidaridad.
Pero, ¿qué queremos?, ¿cuáles son los objetivos de esta búsqueda de alternativas?
Frente a la situación anteriormente descrita, creemos que la superación del modelo capitalista y su base (anti)valórica debe hacerse, en esta etapa histórica, lanzándose a la tarea de la reconstrucción del sujeto popular. Esto significa que es necesario crear prácticas educativas que nos permitan volver a re-conocernos como pueblo y, a partir de ahí, generar identidades proyectivas, que nos hagan salir del letargo y ponernos a caminar: es decir, crear movimiento popular. Para ello, bien poco pueden aportar las visiones segregacionistas que separan a los educadores populares de los sectores populares, como si hubiese una frontera ideológica, intelectual o tecnológica que, de ser respetada, determinaría el éxito o fracaso de nuestros proyectos. Es necesario que nuestra apuesta parta de la certeza de considerarnos, en tanto educadores populares, un sector importante del pueblo en movimiento. Lo popular, así entendido, no será más que la denominación dada al amplio conjunto de la población que, en su vida diaria, vive los embates de dos variables claves para la perpetuación del capitalismo: la explotación física y la subordinación o alienación. Es por ello que hoy, la tarea no es dividir aguas y enmarañar las prácticas con conceptos, sino reinventar estrategias que nos permitan, como pueblo, ponernos en movimiento hacia la construcción de alternativas. Debemos partir de la base de que tanto la esencia de nuestras luchas y nuestras construcciones, como la certeza de nuestras demandas y la esperanza en nuestro proyecto han estado intactas y se insertan dentro de nuestro rescate del proyecto histórico del pueblo. Sin embargo, lo que debe cambiar, ser lo nuevo, lo novedoso, es el cómo lo hacemos, pues desde dónde lo hacemos esta claro: desde el pueblo.
Así, en ese cómo hacemos las cosas, hoy más que nunca creemos necesaria la ampliación de las experiencias autoeducativas populares, como una forma de, a través del diálogo fraterno y solidario del pueblo, ir aunando visiones que nos permitan superar la ausencia de los meta-relatos de transformación social a través de proyectos “situacionales”, compartidos, desde abajo, desde dentro, desde la izquierda. Generar experiencias, multiplicar las experiencias, transformar esta ausencia de modelo en virtud. Como plantea Benasayag: "Por todas partes, en el mundo entero, emergen experiencias de lucha que buscan vías para una nueva emancipación. Esta contraofensiva está en ruptura respecto a los métodos de los grupos políticos tradicionales: saca del centro de atención, sin negarla, la cuestión del poder y rechaza la idea de un modelo anticipador definido a priori... Los viejos hábitos de la militancia “anti” son abandonados en provecho de la búsqueda de modos de vida y de prácticas alternativas: se trata de superar con actos, en la vida de cada día, el individualismo del sistema. Se trata de construir la emancipación aquí y ahora, a través de solidaridades de situación. (...) Las luchas de los años 90 en Chiapas, Brasil, Europa... señalaron el retorno de una nueva subjetividad anticapitalista, pero seguíamos teniendo la impresión de que estas luchas se desarrollaban “a pesar” de la ausencia de modelo. Hoy estamos llegando a una nueva fase, en la que lo que se vivía como carencia se percibe como una baza positiva: si las experiencias alternativas se multiplican por el mundo, no es “a pesar de” sino “gracias a” la ausencia de modelo. ¿Por qué? Todo el mundo nota claramente que la complejidad de lo real no ofrece base para un modelo... mientras que un proyecto, como tal, se acomoda muy bien a esta complejidad…"
Pero, ¿cómo somos capaces de llevar a cabo, prácticamente, esa tarea?
Sabemos que la tarea no es fácil y pareciera que estamos en una coyuntura histórica donde es necesario reinventarlo todo. Si y no. Si, en tanto la construcción de un mundo donde quepan todos los mundos implica la reinvención constante de nuestras prácticas y que, en ese sentido, la única, pero potente, brújula son los valores que sustentan nuestra ética antagonista. No, en tanto no debemos abandonar las prácticas y las utopías que son parte de nuestra identidad. En ese sentido, los avances en el terreno de lo ético-metodológico de educadores como Paulo Freire, Iván Ilich marcan rumbos que deben ser revisitados, redireccionados y superados en función de nuestra particular, y cambiante, realidad.
Lo importante es lograr que esta construcción identitaria de educadores populares, logre extenderse más allá de los cartones de la “Academia” y el “paradogma” de la cientificidad. Para ello, es necesario abrigar y potenciar la imagen de que el educador popular es aquél que, antes que todo, es un sujeto que intenta compartir, dialógicamente, experiencias. Experiencias que, a través de este diálogo, deben ir a la búsqueda de otras experiencias para ser sistematizadas en estrategias de acción que compongan elementos de transformación. Educadores populares podemos ser todos. Provocadores, problematizadores, mediadores del mundo podemos y debemos ser todas y todos. Así, a su vez, estaremos ejerciendo el derecho a autoeducarnos: "Si el derecho del pueblo a determinar su propio desarrollo es reconocido, entonces el derecho del pueblo a determinar su propia producción de conocimientos y su propio aprendizaje debe ser también reconocido. La educación debe ser un proceso de desarrollo de poder, y la educación participativa es una forma de lograrlo".
Ahora, esto no implica desconocer las diferencias prácticas que existen entre educador y educando . Creemos que esas diferencias, propias de la autoridad y no del autoritarismo , deben ser tomadas en cuenta y trabajadas, sobre todo en lo que respecta al tema de la sistematización , proceso clave que, a simple vista, se está convirtiendo en el Talón de Aquiles de las y los educadores populares de hoy. Es necesario comunicar las experiencias, acumular conocimiento experiencial, construir un mundo de lenguaje acorde a nuestro trabajo, “teorizar” nuestras prácticas y, en este campo, el educador en si mismo, es un actor fundamental.
Pero, ojo, con esto no queremos decir que el educador sea en si mismo el único encargado de este proceso. Creemos, en este sentido, que las herramientas de análisis que pueda tener este sólo logran coherencia en un planteamiento educativo popular en la medida de que son socializadas y realizadas desde y con los sujetos y no para o sobre ellos. No está demás traer a colación las concepciones de “intelectual orgánico” propias del pensamiento gramsciano para ilustrar esta situación. El educador popular debe ser capaz de insertar problemáticamente esta necesidad en la perspectiva de que sean los sectores populares, en su conjunto, los que “ejerzan” función intelectual, con los educadores populares como parte del mismo proceso, ni adelante ni atrás de ellos, a su lado. Es necesario, así, "(...) convertir al sujeto en su propio intelectual. Si normalmente esos grupos son objetos de estudio ¿porqué el sujeto no puede estudiarse a si mismo? De ahí la intención de facilitar las condiciones para que ellos busquen constituirse en sus propios teóricos, interpretando la realidad a partir de categorías propias, aprendiendo a pensar por si mismos y generando acciones que vayan en pos de mejorar su calidad de vida" .
Es aquí donde creemos que se inserta el concepto de Alfabetización Política: por esto, entenderemos el proceso necesario que debe ser llevado a cabo por lo educadores populares en si mismos y con sus educandos, de volver a decir nuestra palabra, volver a nombrar el mundo, realfabetizarnos, pero en una perspectiva de cambio. La Alfabetización Política será la forma de nombrar y nombrar-nos el camino que se abre, donde es necesario que -tal como este pequeño ejercicio colectivo aquí redactado y socializado-, los educadores, como pueblo en movimiento, junto a los otros sectores populares con los que compartimos nuestros espacios educativos, no sólo se reconozcan a través del diálogo de experiencias, no sólo se compartan saberes fundamentales para la vida y el cambio –aunque sean netamente técnicos o funcionales-, sino que se genere, desde una nueva ética, conocimiento nuevo. La disociación de estos planos, sólo tenderá a la reproducción la fragmentación de los saberes, de la teoría y la práctica, con consecuencias también negativas en las organizaciones .
Ahora, esa generación de conocimiento nuevo y libertario sólo será posible en la forma de un diálogo que vuelva a nombrar, desde nosotros mismos, el mundo. Esto nos permitirá volver a leer y leernos la realidad y crear las condiciones para, a su vez, levantar propuestas que, desde lo local, se levanten y caminen a impactar en lo público .
En este sentido, las prácticas de Alfabetización Política serán espacios de síntesis y elaboración de conocimientos en una nueva relación: serán espacios que, desde lo cultural, lo simbólico, serán territorios liberados, acercamientos empíricos del mundo nuevo que buscamos construir. Como señalan los compañeros de ECO: “(…) las prácticas de Educación Popular representan –desde ya- la voluntad de crear espacios autónomos, espacios en los cuáles el manejo del poder se de en forma compartida en una creciente relación entre iguales. La búsqueda de forma educativas de carácter participativo, de reflexión colectiva de la práctica de los propios actores, el desarrollo de relaciones de solidaridad entre los miembros, constituyen opciones claves” .
Adentrándonos en la construcción de poder… poder popular
Esa acción será, en si mismo, un espacio de poder. Como nos recuerda Hanah Arendt: "El poder sólo es realidad donde palabra y acto no se han separado... donde la palabra no se usa para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades... El poder surge entre los hombres cuando actúan juntos y desaparece en el momento en que se dispersan... Sólo donde los hombres viven tan unidos que las potencialidades de la acción están siempre presentes, el poder puede permanecer con ellos."
Recuperar el caudal de sabidurías populares que se han creado al calor de la lucha por una vida digna y justa, de la síntesis del proyecto que pretende romper con la desigualdad y con la idea primaria de esta barbarie: la vida cómoda de unos pocos, con la oportunidad del desarrollo amplio como individuos, a costa de la sumisión, la alineación y explotación de unos cuantos. Esos cuantos, nosotros, debemos construir unas vocación irrestricta como constructores de la transformación social, esa transformación que nos lleva a encontrar ese mundo justo y solidario.
Si bien es cierto, para la reconstrucción de lo popular se necesita un sujeto popular y un educador popular, éstos deben tener plena claridad hacia donde apuntamos con ésta reconstrucción.
Para esto hablaremos de Pueblo, como la plataforma de los marginados, explotados, dominados que toman lo mejor de su sabiduría de lucha, para transformarla en una conciencia política que se haga cargo de su proyecto de liberación. Ese proyecto estará en constante disputa contra la vorágine capitalista.
Hablaremos de posibilidad de liberación, cuando este proyecto resuelva y le proponga a nuestros pares la superación de las distintas miserias a la cual nos tienen sometido. Pues bien, nuestros esfuerzos deben, por el momento, superar la miseria moral y cultural, inyectando esperanza, alegría y rebeldía en nuestras construcciones. Superar la miseria material es lo que nos propone nuestro proyecto por construir. Pero no habrá superación de la miseria moral y cultural, mientras persista la miseria material y económica. El deber y la fuerza de esta superación la tiene el proyecto del pueblo, ese proyecto de poder popular.
En la misma línea, y en base a estos planteamientos, creemos necesaria la educación popular en tanto consideramos que impactando en lo simbólico, en lo cultural, en el espacio de las relaciones intersubjetivas –espacios que componen lo educativo- nosotros y nosotras podemos hacer un aporte real a la creación de ese poder. Debemos considerar que, enmarcados en la “sociedad del conocimiento”, este conocimiento es poder . Pues, en ese sentido, es necesario volver a crear poder popular, conocimientos populares, conocimientos para el cambio.
En ese desafío, la Alfabetización Política es un camino, camino que, a su vez, y por su carácter participativo y dialógico, nos permitirá ir reorientando constantemente nuestras prácticas, identificando problemas, levantando respuestas a partir de nuestra realidad y nuestra palabra: "(...) desarrollar una tarea de creación, en el sentido de ir identificando los nuevos problemas sociales que comprometen a los pobres o a la mayoría popular chilena. A ello hay que ir poniéndoles nombre."
Sin embargo, desafíos quedan por cientos…
Sabemos que este documento es, en el fondo, apenas una llave, que abre una gran partitura que debe ser llenada colectivamente; un intento como movimiento de dar el primer paso en la campaña de alfabetización política buscando un mundo de lenguaje compartido entre nosotros y nosotras. Sin embargo, lo que se viene son un alto de desafíos que encarar, como, por ejemplo, concretizar lo aquí dicho en espacios de práctica concreta. A nuestro parecer, a simple vista, los espacios creados y las áreas que hemos abarcado siguen siendo pocos. Insertos en una coyuntura histórica donde el capitalismo avanza en la deconstrucción de lo social y de los sujetos, urge crear mayores espacios de encuentro, de participación, de prácticas autoeducativa, urge pensar en cómo levantar la vista y el abrazo y ampliar nuestras incipientes redes de acción-reflexión…y urge, de la misma forma, aterrizar la discusión de nuestra posición sobre “lo formal”.
Como entrada al tema, desde este conglomerado de colectivos discutimos, analizamos y pensamos que como educadores populares nos situamos desde una educación intencionada, concientizadora, crítica y paralela a la educación formal. Como decíamos anteriormente, vemos por parte de la educación formal la repetición de un modelo de dominación, por lo tanto, creemos en la necesidad de cambio del paradigma educativo, el cual se construya desde las bases, a través de provocar una presión para el cambio del sistema educativo formal, con el fin de incluir la visión de la educación popular en este sistema educacional, donde el sujeto social se reconozca como sujeto popular en aras de su autonomía, creación y transformación de su proceso de formación personal y colectiva, a través de la generación de instancias de discusión problematizadoras, analíticas y resolutivas de las necesidades, y dimensiones educativas, donde el reconocimiento como sujeto individual y colectivo sea una herramienta básica para el desarrollo integral de este.
Abogamos por la legitimación y reconocimiento de las redes en el trabajo de co- construcción de un proceso que busca espacios motivadores que nos sirvan para avanzar en la transformación de este paradigma educacional.
Ahora, esto es sólo una provocación, un paso, el siguiente es materializar lo aquí planteado, colocarle la carne a este esqueleto utópico y rebeldón. Pero eso, bien lo sabemos, es una tarea que debe realizarse entre todos y todas…
Esperando que pueda motivar una fraterna discusión…
MOVER/metro/colectivo andamios/USEG
Consideramos que frente a la profundización de los niveles de explotación y alienación del sistema capitalista actual, es necesario levantar, desde abajo y desde la izquierda, alternativas que impacten en los espacios culturales de los sectores populares, de nosotros mismos.
Es por esto que hemos escogido el terreno de lo educativo para, desde ahí, y a través de herramientas nuevas y libertarias, construir dialógicamente proyectos de resistencia y creación de alternativa. Sabemos que el terreno de la educación es, en sí mismo, un espacio político: así, tanto las instituciones educativas, los programas, las formas de evaluación, las metodologías educativas del sistema formal no son inocentes ni inocuos, sino que responden a los imaginarios sociales del poder. Con ellos, se busca la perpetuación y reproducción de un modelo social que es precisamente el que, llevado a las esferas políticas, económicas, culturales y sociales logran reproducir los criterios de exclusión y explotación que caracterizan al capitalismo globalizado.
Es este imaginario capitalista, autoritario, verticalista, antidialógico, excluyente el que motivó, además, que nuestras prácticas se bautizaran Educación Popular. Como señala Luis Bustos al respecto: “Esa práctica, tal vez, podría haber sido expresado con la palabra educación, recuperando para esta expresión su verdadero sentido (etimológicamente: extraer, sacar, exteriorizar cada uno lo mejor de sí, expresarse en espíritu de verdad y justicia). La necesidad de agregarle el apellido de popular surgió del hecho mismo que, en nuestra sociedad, el conjunto de prácticas, estructuras y normas que rigen y legitiman la institucionalidad educativa han jugado generalmente al servicio de una élite.”
Frente a esto, los educadores para el cambio social buscan, en la práctica, fundar alternativas nuevas, que surjan desde el trabajo de reflexión-acción que, en forma permanente se dan en nuestros espacios de trabajo. Una búsqueda que va más allá de la propuesta de la educación para el mercado, porque incluye la creación de propuestas de cambio social: "(…) es precisamente la apropiación del saber, marcada por el sello de la desigualdad, la que justifica el surgimiento de actividades como las que denominamos de "educación popular" cuando -independiente del nombre que llevan- se está vinculando la adquisición de un "saber" (que puede ser muy particular o específico) con un proyecto social transformador" .
Ahora, en ese trabajo, nos hemos topado con un escenario nuevo: la crisis de los grandes relatos de transformación y sus modelos clásicos nos han obligado, sabiendo recoger los elementos que nos definen, reinventarnos constantemente para esa construcción. Pero no es una reinvención de la nada, no construimos castillos en el aire, nos sustentamos en diversos elementos que constituyen una base ética en la que, creemos, se debe cimentar nuestra construcción como movimiento; y esos elementos son valores fundantes que han surgido a partir de nuestras mismas prácticas autoeducativas antagonistas y populares: la rebeldía, la autonomía, la horizontalidad, la autogestión, la solidaridad.
Pero, ¿qué queremos?, ¿cuáles son los objetivos de esta búsqueda de alternativas?
Frente a la situación anteriormente descrita, creemos que la superación del modelo capitalista y su base (anti)valórica debe hacerse, en esta etapa histórica, lanzándose a la tarea de la reconstrucción del sujeto popular. Esto significa que es necesario crear prácticas educativas que nos permitan volver a re-conocernos como pueblo y, a partir de ahí, generar identidades proyectivas, que nos hagan salir del letargo y ponernos a caminar: es decir, crear movimiento popular. Para ello, bien poco pueden aportar las visiones segregacionistas que separan a los educadores populares de los sectores populares, como si hubiese una frontera ideológica, intelectual o tecnológica que, de ser respetada, determinaría el éxito o fracaso de nuestros proyectos. Es necesario que nuestra apuesta parta de la certeza de considerarnos, en tanto educadores populares, un sector importante del pueblo en movimiento. Lo popular, así entendido, no será más que la denominación dada al amplio conjunto de la población que, en su vida diaria, vive los embates de dos variables claves para la perpetuación del capitalismo: la explotación física y la subordinación o alienación. Es por ello que hoy, la tarea no es dividir aguas y enmarañar las prácticas con conceptos, sino reinventar estrategias que nos permitan, como pueblo, ponernos en movimiento hacia la construcción de alternativas. Debemos partir de la base de que tanto la esencia de nuestras luchas y nuestras construcciones, como la certeza de nuestras demandas y la esperanza en nuestro proyecto han estado intactas y se insertan dentro de nuestro rescate del proyecto histórico del pueblo. Sin embargo, lo que debe cambiar, ser lo nuevo, lo novedoso, es el cómo lo hacemos, pues desde dónde lo hacemos esta claro: desde el pueblo.
Así, en ese cómo hacemos las cosas, hoy más que nunca creemos necesaria la ampliación de las experiencias autoeducativas populares, como una forma de, a través del diálogo fraterno y solidario del pueblo, ir aunando visiones que nos permitan superar la ausencia de los meta-relatos de transformación social a través de proyectos “situacionales”, compartidos, desde abajo, desde dentro, desde la izquierda. Generar experiencias, multiplicar las experiencias, transformar esta ausencia de modelo en virtud. Como plantea Benasayag: "Por todas partes, en el mundo entero, emergen experiencias de lucha que buscan vías para una nueva emancipación. Esta contraofensiva está en ruptura respecto a los métodos de los grupos políticos tradicionales: saca del centro de atención, sin negarla, la cuestión del poder y rechaza la idea de un modelo anticipador definido a priori... Los viejos hábitos de la militancia “anti” son abandonados en provecho de la búsqueda de modos de vida y de prácticas alternativas: se trata de superar con actos, en la vida de cada día, el individualismo del sistema. Se trata de construir la emancipación aquí y ahora, a través de solidaridades de situación. (...) Las luchas de los años 90 en Chiapas, Brasil, Europa... señalaron el retorno de una nueva subjetividad anticapitalista, pero seguíamos teniendo la impresión de que estas luchas se desarrollaban “a pesar” de la ausencia de modelo. Hoy estamos llegando a una nueva fase, en la que lo que se vivía como carencia se percibe como una baza positiva: si las experiencias alternativas se multiplican por el mundo, no es “a pesar de” sino “gracias a” la ausencia de modelo. ¿Por qué? Todo el mundo nota claramente que la complejidad de lo real no ofrece base para un modelo... mientras que un proyecto, como tal, se acomoda muy bien a esta complejidad…"
Pero, ¿cómo somos capaces de llevar a cabo, prácticamente, esa tarea?
Sabemos que la tarea no es fácil y pareciera que estamos en una coyuntura histórica donde es necesario reinventarlo todo. Si y no. Si, en tanto la construcción de un mundo donde quepan todos los mundos implica la reinvención constante de nuestras prácticas y que, en ese sentido, la única, pero potente, brújula son los valores que sustentan nuestra ética antagonista. No, en tanto no debemos abandonar las prácticas y las utopías que son parte de nuestra identidad. En ese sentido, los avances en el terreno de lo ético-metodológico de educadores como Paulo Freire, Iván Ilich marcan rumbos que deben ser revisitados, redireccionados y superados en función de nuestra particular, y cambiante, realidad.
Lo importante es lograr que esta construcción identitaria de educadores populares, logre extenderse más allá de los cartones de la “Academia” y el “paradogma” de la cientificidad. Para ello, es necesario abrigar y potenciar la imagen de que el educador popular es aquél que, antes que todo, es un sujeto que intenta compartir, dialógicamente, experiencias. Experiencias que, a través de este diálogo, deben ir a la búsqueda de otras experiencias para ser sistematizadas en estrategias de acción que compongan elementos de transformación. Educadores populares podemos ser todos. Provocadores, problematizadores, mediadores del mundo podemos y debemos ser todas y todos. Así, a su vez, estaremos ejerciendo el derecho a autoeducarnos: "Si el derecho del pueblo a determinar su propio desarrollo es reconocido, entonces el derecho del pueblo a determinar su propia producción de conocimientos y su propio aprendizaje debe ser también reconocido. La educación debe ser un proceso de desarrollo de poder, y la educación participativa es una forma de lograrlo".
Ahora, esto no implica desconocer las diferencias prácticas que existen entre educador y educando . Creemos que esas diferencias, propias de la autoridad y no del autoritarismo , deben ser tomadas en cuenta y trabajadas, sobre todo en lo que respecta al tema de la sistematización , proceso clave que, a simple vista, se está convirtiendo en el Talón de Aquiles de las y los educadores populares de hoy. Es necesario comunicar las experiencias, acumular conocimiento experiencial, construir un mundo de lenguaje acorde a nuestro trabajo, “teorizar” nuestras prácticas y, en este campo, el educador en si mismo, es un actor fundamental.
Pero, ojo, con esto no queremos decir que el educador sea en si mismo el único encargado de este proceso. Creemos, en este sentido, que las herramientas de análisis que pueda tener este sólo logran coherencia en un planteamiento educativo popular en la medida de que son socializadas y realizadas desde y con los sujetos y no para o sobre ellos. No está demás traer a colación las concepciones de “intelectual orgánico” propias del pensamiento gramsciano para ilustrar esta situación. El educador popular debe ser capaz de insertar problemáticamente esta necesidad en la perspectiva de que sean los sectores populares, en su conjunto, los que “ejerzan” función intelectual, con los educadores populares como parte del mismo proceso, ni adelante ni atrás de ellos, a su lado. Es necesario, así, "(...) convertir al sujeto en su propio intelectual. Si normalmente esos grupos son objetos de estudio ¿porqué el sujeto no puede estudiarse a si mismo? De ahí la intención de facilitar las condiciones para que ellos busquen constituirse en sus propios teóricos, interpretando la realidad a partir de categorías propias, aprendiendo a pensar por si mismos y generando acciones que vayan en pos de mejorar su calidad de vida" .
Es aquí donde creemos que se inserta el concepto de Alfabetización Política: por esto, entenderemos el proceso necesario que debe ser llevado a cabo por lo educadores populares en si mismos y con sus educandos, de volver a decir nuestra palabra, volver a nombrar el mundo, realfabetizarnos, pero en una perspectiva de cambio. La Alfabetización Política será la forma de nombrar y nombrar-nos el camino que se abre, donde es necesario que -tal como este pequeño ejercicio colectivo aquí redactado y socializado-, los educadores, como pueblo en movimiento, junto a los otros sectores populares con los que compartimos nuestros espacios educativos, no sólo se reconozcan a través del diálogo de experiencias, no sólo se compartan saberes fundamentales para la vida y el cambio –aunque sean netamente técnicos o funcionales-, sino que se genere, desde una nueva ética, conocimiento nuevo. La disociación de estos planos, sólo tenderá a la reproducción la fragmentación de los saberes, de la teoría y la práctica, con consecuencias también negativas en las organizaciones .
Ahora, esa generación de conocimiento nuevo y libertario sólo será posible en la forma de un diálogo que vuelva a nombrar, desde nosotros mismos, el mundo. Esto nos permitirá volver a leer y leernos la realidad y crear las condiciones para, a su vez, levantar propuestas que, desde lo local, se levanten y caminen a impactar en lo público .
En este sentido, las prácticas de Alfabetización Política serán espacios de síntesis y elaboración de conocimientos en una nueva relación: serán espacios que, desde lo cultural, lo simbólico, serán territorios liberados, acercamientos empíricos del mundo nuevo que buscamos construir. Como señalan los compañeros de ECO: “(…) las prácticas de Educación Popular representan –desde ya- la voluntad de crear espacios autónomos, espacios en los cuáles el manejo del poder se de en forma compartida en una creciente relación entre iguales. La búsqueda de forma educativas de carácter participativo, de reflexión colectiva de la práctica de los propios actores, el desarrollo de relaciones de solidaridad entre los miembros, constituyen opciones claves” .
Adentrándonos en la construcción de poder… poder popular
Esa acción será, en si mismo, un espacio de poder. Como nos recuerda Hanah Arendt: "El poder sólo es realidad donde palabra y acto no se han separado... donde la palabra no se usa para velar intenciones sino para descubrir realidades, y los actos no se usan para violar y destruir sino para establecer relaciones y crear nuevas realidades... El poder surge entre los hombres cuando actúan juntos y desaparece en el momento en que se dispersan... Sólo donde los hombres viven tan unidos que las potencialidades de la acción están siempre presentes, el poder puede permanecer con ellos."
Recuperar el caudal de sabidurías populares que se han creado al calor de la lucha por una vida digna y justa, de la síntesis del proyecto que pretende romper con la desigualdad y con la idea primaria de esta barbarie: la vida cómoda de unos pocos, con la oportunidad del desarrollo amplio como individuos, a costa de la sumisión, la alineación y explotación de unos cuantos. Esos cuantos, nosotros, debemos construir unas vocación irrestricta como constructores de la transformación social, esa transformación que nos lleva a encontrar ese mundo justo y solidario.
Si bien es cierto, para la reconstrucción de lo popular se necesita un sujeto popular y un educador popular, éstos deben tener plena claridad hacia donde apuntamos con ésta reconstrucción.
Para esto hablaremos de Pueblo, como la plataforma de los marginados, explotados, dominados que toman lo mejor de su sabiduría de lucha, para transformarla en una conciencia política que se haga cargo de su proyecto de liberación. Ese proyecto estará en constante disputa contra la vorágine capitalista.
Hablaremos de posibilidad de liberación, cuando este proyecto resuelva y le proponga a nuestros pares la superación de las distintas miserias a la cual nos tienen sometido. Pues bien, nuestros esfuerzos deben, por el momento, superar la miseria moral y cultural, inyectando esperanza, alegría y rebeldía en nuestras construcciones. Superar la miseria material es lo que nos propone nuestro proyecto por construir. Pero no habrá superación de la miseria moral y cultural, mientras persista la miseria material y económica. El deber y la fuerza de esta superación la tiene el proyecto del pueblo, ese proyecto de poder popular.
En la misma línea, y en base a estos planteamientos, creemos necesaria la educación popular en tanto consideramos que impactando en lo simbólico, en lo cultural, en el espacio de las relaciones intersubjetivas –espacios que componen lo educativo- nosotros y nosotras podemos hacer un aporte real a la creación de ese poder. Debemos considerar que, enmarcados en la “sociedad del conocimiento”, este conocimiento es poder . Pues, en ese sentido, es necesario volver a crear poder popular, conocimientos populares, conocimientos para el cambio.
En ese desafío, la Alfabetización Política es un camino, camino que, a su vez, y por su carácter participativo y dialógico, nos permitirá ir reorientando constantemente nuestras prácticas, identificando problemas, levantando respuestas a partir de nuestra realidad y nuestra palabra: "(...) desarrollar una tarea de creación, en el sentido de ir identificando los nuevos problemas sociales que comprometen a los pobres o a la mayoría popular chilena. A ello hay que ir poniéndoles nombre."
Sin embargo, desafíos quedan por cientos…
Sabemos que este documento es, en el fondo, apenas una llave, que abre una gran partitura que debe ser llenada colectivamente; un intento como movimiento de dar el primer paso en la campaña de alfabetización política buscando un mundo de lenguaje compartido entre nosotros y nosotras. Sin embargo, lo que se viene son un alto de desafíos que encarar, como, por ejemplo, concretizar lo aquí dicho en espacios de práctica concreta. A nuestro parecer, a simple vista, los espacios creados y las áreas que hemos abarcado siguen siendo pocos. Insertos en una coyuntura histórica donde el capitalismo avanza en la deconstrucción de lo social y de los sujetos, urge crear mayores espacios de encuentro, de participación, de prácticas autoeducativa, urge pensar en cómo levantar la vista y el abrazo y ampliar nuestras incipientes redes de acción-reflexión…y urge, de la misma forma, aterrizar la discusión de nuestra posición sobre “lo formal”.
Como entrada al tema, desde este conglomerado de colectivos discutimos, analizamos y pensamos que como educadores populares nos situamos desde una educación intencionada, concientizadora, crítica y paralela a la educación formal. Como decíamos anteriormente, vemos por parte de la educación formal la repetición de un modelo de dominación, por lo tanto, creemos en la necesidad de cambio del paradigma educativo, el cual se construya desde las bases, a través de provocar una presión para el cambio del sistema educativo formal, con el fin de incluir la visión de la educación popular en este sistema educacional, donde el sujeto social se reconozca como sujeto popular en aras de su autonomía, creación y transformación de su proceso de formación personal y colectiva, a través de la generación de instancias de discusión problematizadoras, analíticas y resolutivas de las necesidades, y dimensiones educativas, donde el reconocimiento como sujeto individual y colectivo sea una herramienta básica para el desarrollo integral de este.
Abogamos por la legitimación y reconocimiento de las redes en el trabajo de co- construcción de un proceso que busca espacios motivadores que nos sirvan para avanzar en la transformación de este paradigma educacional.
Ahora, esto es sólo una provocación, un paso, el siguiente es materializar lo aquí planteado, colocarle la carne a este esqueleto utópico y rebeldón. Pero eso, bien lo sabemos, es una tarea que debe realizarse entre todos y todas…
Esperando que pueda motivar una fraterna discusión…
MOVER/metro/colectivo andamios/USEG
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